La deforestación del Amazonas y su impacto sobre el calentamiento global
La cuenca del Amazonas se extiende 6,9 millones de kilómetros cuadrados a través de nueve países. Contiene la selva tropical más grande del planeta, además de al menos el 10 por ciento de la biodiversidad mundial (una cifra que crece constantemente según se descubren nuevas especies).
Visto así, el Amazonas puede parecer un santuario impenetrable; sin embargo, esa riqueza natural necesita desesperadamente ser protegida. Es precisamente lo que están haciendo iniciativas como la Asociación para la Conservación del Amazonas, una organización sin fines de lucro con más de 20 años de experiencia. Trabajando directamente sobre el terreno afectado, la asociación busca restaurar la ‘buena salud’ del Amazonas. O, al menos, minimizar el daño que ya se ha hecho.
El Amazonas ha perdido cerca del 17% de sus bosques en los últimos 50 años como resultado directo de la actividad humana. De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), si el ritmo actual de deforestación continúa, el 27% del Amazonas habrá perdido todos sus árboles de aquí a 2030.
Y las consecuencias de esa pérdida no las padecerán únicamente los 30 millones de personas y decenas de miles de especies de plantas y animales que viven en el Amazonas. Por el contrario, la deforestación tendrá un efecto global. El WWF y los expertos en el cambio climático están de acuerdo en que “existe un claro vínculo entre la salud del Amazonas y la del planeta”.
Menos árboles, más CO2
El Amazonas sirve para regular el clima del planeta: sus selvas tropicales almacenan entre 90 y 150 mil millones de toneladas métricas de carbono, y absorben 2 mil millones de toneladas de C02 cada año, lo que ayuda a estabilizar el clima local y global. Si talamos las selvas tropicales, una cantidad importante de ese carbono será liberado a la atmósfera, lo que podría tener consecuencias catastróficas en todo el mundo.
Que haya menos árboles también implica que la región se volverá cada vez más caliente y que la época de sequía será más larga. Como explica el periodista Mat Sandy en Time Magazine: “Los árboles tienen el rol crucial de liberar agua a la atmósfera, por lo que su ausencia significa menos lluvia y temperaturas más altas (...). La ONU ha pronosticado que el calentamiento de la Tierra se acercará a los 5°C durante este siglo. Si eso ocurre, habremos perdido la selva para siempre”.
La Asociación para la Conservación del Amazonas es más que consciente de la magnitud del problema. Por eso trabajan con las comunidades y gobiernos locales, además de con científicos y expertos para implementar y promover soluciones de conservación prácticas e inmediatas que tengan un impacto positivo a largo plazo.