Depresión de invierno: qué es y cómo combatirla
¿Has notado que de
diciembre a marzo duermes más, sientes antojos nuevos y tienes menos energía?
La mayoría de las personas experimentamos estos síntomas del llamado trastorno
afectivo estacional, también conocido como depresión de invierno.
Según la Clínica Mayo, el trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión
relacionada con los cambios de estación; suele comenzar en otoño y durar todo
el invierno, y afecta nuestro estado de ánimo y nuestro desempeño en el día a
día.
Cómo se manifiesta
Durante el invierno, cuando
los días son más cortos y el clima en general no está de nuestro lado, todos
solemos sentirnos un poco decaídos. El trastorno afectivo estacional puede
manifestarse en la falta de energía, dificultad para concentrarse y pérdida de
interés. En casos más graves puede incluir apatía generalizada y sentimientos
de desesperanza.
Principales síntomas del trastorno afectivo estacional:
-Exceso de sueño
-Cambios de apetito,
especialmente antojo de carbohidratos
-Cansancio o falta de
energía
Cómo combatirlo
Aunque se desconocen las
causas exactas del trastorno afectivo estacional, varios estudios sugieren que
sus síntomas están relacionados con la falta de luz.
La disminución de luz solar
puede provocar una caída de nuestros niveles de serotonina y melatonina, así
como alterar nuestro reloj biológico. Todos estos cambios pueden desencadenar
una depresión.
Arriba la serotonina
Hacer ejercicio es una excelente manera de mantener tus niveles de
serotonina estables sin ayuda del sol. Claro que si puedes hacer actividades al aire libre, mejor.
También es recomendable comer alimentos
ricos en omega-3, como aguacate, chía y nueces.
Más vitamina D
La vitamina D ayuda a
potenciar el efecto de la serotonina en nuestro cuerpo. Normalmente el cuerpo
la produce cuando exponemos nuestra piel al sol, por lo que en invierno hay que
darle una ayuda extra con alimentos como
el atún y la caballa, que son ricos en vitamina D.
Fototerapia
Como hemos dicho, el problema está en la falta de luz. Por eso es importante tratar de asegurarte de que recibas al menos una hora al día de sol. También puedes optar por lámparas terapéuticas especialmente diseñadas para suplir esa falta de luz natural.